LA CIUDAD...
Caminaba despacio,
no tenía prisa, esperaba
que sé abrieran las puertas,
de la gran ciudad...
Ella, traía en su alforja
los productos de su huerto,
para vender en la gran y
amurallada metrópoli...
Las mejores hortalizas,
frutas, y flores de su huerto
que ella cantaba con voz
que acariciaba a sus habitantes...
Morena, de largos y ondulados
cabellos, esbelta cómo un junco,
ojos almendrados y negros,
cómo una noche sin Luna...
CAROL.
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